Las sorpresas positivas en el comportamiento de la demanda interna en el último semestre de 2014, fundamentalmente del consumo privado, y la información que se conoce de avance del primer trimestre, han mejorado el escenario de previsión en 2015. La aceleración observada en los datos del primer trimestre, que apuntan a un crecimiento entre el 0,8% y 0,9% trimestral, son un punto de partida favorable en este año y, por ello, el crecimiento del PIB para el conjunto de 2015 se sitúa en el 2,8%.
Además, el sector exterior disminuye su contribución negativa en 2015, dado que las exportaciones acelerarán su ritmo de crecimiento apoyadas en la depreciación del euro y la recuperación de la Eurozona. Por su parte, las importaciones tendrán aumentos más moderados que en 2014, si bien superiores a las exportaciones.
Un patrón de crecimiento similar se mantendrá en 2016, pero con un avance de la demanda interna más moderado y con una leve aportación positiva de la demanda externa.
La recuperación del empleo continuará en 2015, donde se producirá un aumento del número de ocupados, en términos EPA, de 475 mil personas en media anual, y se consolidaría en 2016, con 445 mil ocupados más. Así, el número de parados irá reduciéndose paulatinamente, a lo que también contribuirá un suave descenso de la población activa. La tasa de paro también descenderá y se situará por debajo del 20% a finales de 2016.
Tanto las previsiones de inflación como del deflactor del PIB indican la ausencia de presiones inflacionistas en 2015, que volverá a situarse en tasas negativas en media anual y presentará crecimientos del 1,4% en 2016. En este escenario se contempla que el precio del petróleo ascienda progresiva y moderadamente y no se producen subidas impositivas.
La mejora del saldo comercial contribuirá a que la capacidad de financiación de la economía se mantenga en terreno positivo en 2015 y 2016, en el entorno del 0,5% del PIB.
Este escenario está sujeto a riesgos en ambos sentidos, tanto al alza como a la baja, aunque en 2015 predominan al alza y en 2016 a la baja.
Entre los riesgos al alza cabe señalar:
- Un impacto mayor al previsto de las medidas adoptadas por el BCE en la mejora de las condiciones financieras y, en consecuencia, en la reactivación de la inversión y del crédito en Europa.
- Que la política fiscal menos restrictiva en España tenga un efecto positivo sobre el consumo mayor que el previsto. También el ciclo electoral podría apoyar la actividad con un mayor gasto público para 2015.
- Que la mayor flexibilidad del mercado laboral y las nuevas medidas para la contratación favorezcan una mayor creación de empleo en España.
- Que el precio del petróleo no sufra fuertes fluctuaciones al alza y que siga contribuyendo al aumento de la renta y a la reducción del saldo comercial.
Los riesgos a la baja son:
- Que se estanquen las economías centrales de la Unión Europea y no se dé una respuesta coordinada a la desaceleración de su crecimiento, lo que afectaría a nuestras exportaciones.
- Que se acentúe la inestabilidad financiera en Grecia, Rusia y Ucrania y algunos mercados emergentes y se produzca un contagio a las economías más endeudadas.
- Un repunte continuado de las importaciones y una falta de impulso de las exportaciones que impida equilibrar el sector exterior.
- Falta de impulso del crédito nuevo a empresas y familias.