El Consejo de Ministros aprobó el pasado viernes una rebaja del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), que afecta solo a la parte estatal de este impuesto, ya que el 50% está cedido a las comunidades autónomas, que tienen capacidad para modificar tramos y tipos impositivos, por lo que la estructura del IRPF es distinta en cada región.
Es decir, a pesar de la iniciativa del Gobierno, persistirán las diferencias territoriales que se producen en la actualidad. Las diferencias se producen en todos los niveles salariales. Andalucía, Cataluña, Comunidad Valenciana, Galicia y Extremadura son las comunidades que mantienen una estructura del IRPF más elevada.
En concreto, Extremadura tiene el IRPF más complejo porque existen nueve escalones en su tramo autonómico, mientras que otras regiones tienen cinco. Esto provoca que en determinados niveles salariales Extremadura sea la región con un IRPF más alto.
En el lado opuesto se encuentra la Comunidad de Madrid, que tiene fijado su tipo mínimo en el 19% (al igual que Baleares, Cantabria, Castilla-La Mancha y Canarias), con reducciones adicionales en los otros tramos.
En definitiva, la realidad es que, con idéntico sueldo bruto, un trabajador pagará una cantidad u otra por IRPF, dependiendo de la comunidad autónoma en la que viva.