El Comité Ejecutivo y la Junta Directiva de CEPYME, organización a la que pertenece COEBA, han valorado con enorme preocupación la situación de desamparo en la que se encuentra la inmensa mayoría de las pymes españolas, así como los empresarios autónomos, ante la prolongada restricción del crédito bancario y las limitadas posibilidades que ofrecen, en este sentido, los instrumentos financieros no bancarios que operan actualmente.
CEPYME considera que la ausencia de vías de financiación sitúa a las pymes españolas en una situación extrema debilidad, por lo que reclama al Gobierno de la nación que adopte urgentemente los acuerdos necesarios para implantar las medidas que faciliten el acceso al crédito, mediante la diversificación y potenciación de los diferentes instrumentos financieros existentes.
Todo parece indicar que el proceso de reestructuración del sistema financiero, que podría completarse este mismo año, no permitirá normalizar el mercado crediticio a corto plazo, sino más bien en 2016 o 2017. Por ello, CEPYME considera imprescindible y urgente la adopción de medidas inmediatas que permitan a las pymes y a los autónomos financiar sus necesidades de capital circulante, así como sus proyectos de inversión.
En este sentido, CEPYME ha propuesto en reiteradas ocasiones la necesidad de impulsar y potenciar la actividad de los instrumentos no bancarios ya operativos, cuyas debilidades estructurales impiden satisfacer las necesidades financieras específicas de las pymes y de los empresarios autónomos.
Así, las sociedades de capital-riesgo (SCR) no disponen actualmente de fondos suficientes como para desarrollar una estrategia de inversión diversificada que pueda realizar una aportación significativa de capital a las diferentes empresas y tener así una incidencia real.
En cuanto al Mercado Alternativo Bursátil (MAB), el coste para la empresa que intenta el acceso al mismo requiere unos recursos económicos muy elevados, el 10 % del importe de colocación sin garantías de conseguirlo, por lo que —hasta el momento— sólo han debutado en el mismo 21 compañías de mediano y pequeño tamaño para obtener financiación. Parece necesario, por lo tanto, reducir las cargas administrativas asociadas a la permanencia en el MAB, así como mejorar los sistemas de ayudas a las empresas que quieran salir a este mercado, a través de préstamos con condiciones ventajosas, tanto para los costes de acceso como para los estudios de viabilidad.
También el Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF) podría convertirse en un instrumento eficaz. Sin embargo, las pymes utilizan muy escasamente el recurso a la financiación ajena no bancaria con coste; es decir, a través de la emisión de pagarés o bonos en los mercados de capitales. Por ello, es preciso diseñar un mecanismo de intermediación, a través de un mercado alternativo a los regulados por la CNMV, en el que puedan participar con mayor frecuencia las sociedades no financieras.
Por lo que se refiere al sistema de avales que ofrecen las sociedades de garantías recíprocas (SGR), aparece como un instrumento idóneo para mejorar las condiciones de acceso a la financiación a través de entidades de crédito, y potencia el desarrollo de nuevas formas de financiación mediante la concesión de avales ante proveedores o avales a la exportación. Sin embargo, presenta también importantes limitaciones que podrían corregirse en gran medida mediante un decidido apoyo a la Compañía Española de Reafianzamiento (CERSA), adaptando elementos del contrato de reafianzamiento a la situación actual de crisis y permitiendo la sostenibilidad de los niveles de solvencia y liquidez del sector de las SGR.
En relación con las posibilidades que ofrece la vía de financiación a través de los fondos de titulación, CEPYME entiende que es imprescindible mejorar los requisitos que exige el convenio tipo suscrito con el Ministerio de Industria a las entidades de crédito para poder titulizar los préstamos o créditos concedidos.
Apoyo a la internacionalización de las pymes
Por otro lado, el Comité Ejecutivo y la Junta Directiva de CEPYME valoraron muy positivamente las nuevas iniciativas de apoyo a la financiación no bancaria para los proyectos de internacionalización de las pymes, aprobadas recientemente por el Gobierno, a través de la Secretaría de Estado de Comercio.
Tanto el Fondo de apoyo a la empresas como el Programa Pyme Invierte, así como líneas ICO, darán fluidez a las operaciones de comercio e inversión exterior para este tipo de empresas, minorando los riesgos financieros que se producen desde que se toma la decisión de posicionarse en los mercados exteriores, hasta que los resultados de estas actividades se terminen reflejando en la cifra de negocios de estas compañías.
La combinación de instrumentos de garantías y seguros de crédito, la relevancia de los proyectos de coinversión que facilitan estos instrumentos y el asesoramiento del ICEX y de COFIDES para determinar y evaluar la estrategia del proceso de internacionalización, complementan los beneficiosos efectos que tiene la provisión de recursos financieros por parte del sector público hacia las sociedades no financieras en el actual contexto económico y financiero.
Cabe recordar que el dinamismo del sector exterior en el actual periodo de crisis ha compensado parcialmente los efectos negativos del debilitamiento de la demanda interna y ha impulsado la mejora de la cuenta corriente en la balanza de pagos.
Ahora bien, es preciso señalar que este proceso de internacionalización es claramente asimétrico en relación a nuestra estructura empresarial, puesto que aunque el 84% de las empresas exportadoras tiene entre 1 y 50 empleados, tan sólo el 12% del conjunto de empresas mantuvo alguna vinculación comercial con el exterior en 2011. Además, no sólo hay un conjunto significativo de empresas que no tiene proyección internacional, sino que de las que la tienen, esta actividad representa un margen escaso sobre el total de intercambios con el exterior de nuestra economía. Según el Banco de España, el 1,0% de las empresas con mayor volumen exportador representa el 67% de las exportaciones, y esta cifra aumenta al 93% si se considera el 10% del total de empresas exportadoras.
Sin duda, el margen de crecimiento y mejora del proceso de internacionalización de la economía española es amplio. Y pasa fundamentalmente por activar este tipo de actividad en las empresas de menor dimensión, que son las que representan el mayor porcentaje en términos de generación de actividad y de empleo. Ahora bien, para ello es clave identificar los obstáculos y debilidades de estas empresas de reducida dimensión, con el fin de configurar un conjunto de medidas de política económica que faciliten y promocionen su posicionamiento en los mercados internacionales.