La Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (CEPYME), organización de la que forma parte COEBA, quiere expresar su profunda preocupación por la situación de extrema gravedad por la que atraviesan las pymes y los empresarios autónomos, como consecuencia de la prolongada restricción del crédito bancario. Una cuestión que explica en buena medida la importante disminución del tejido empresarial experimentada durante los últimos cinco años (-18%), debido al cese de actividad de casi 250.000 pymes y de más de 300.000 autónomos.
En opinión de CEPYME, la celebración del Debate sobre el Estado de la Nación ofrece una ocasión idónea para que tanto el Gobierno como el Legislativo adopten medidas que permitan la inmediata normalización del mercado crediticio y el fortalecimiento de los mecanismos de financiación no bancarios (business angels, private equity, microcréditos, deuda corporativa, préstamos participativos, garantías, etcétera).
Las pymes españolas se encuentran en una clara situación de desamparo, entre la debilidad de la demanda interna, el incremento de la morosidad y la masiva denegación del crédito por parte del sector financiero, hasta el punto de que muchas empresas son incapaces de desarrollar proyectos viables debido a la imposibilidad de acceder a la financiación necesaria, por no lograr el crédito solicitado o, en su caso, por el elevado coste asociado a la operación: intereses y garantías exigidas.
Ante esta situación, agravada por el progresivo incremento de los impuestos, tanto el Gobierno de España como los partidos políticos con representación en las Cortes Generales, que protagonizarán desde mañana el debate sobre el estado de la nación, deben ser conscientes de que los pequeños y medianos empresarios ya no están en condiciones de resistir más.
En opinión de CEPYME, la celebración del Debate sobre el Estado de la Nación ofrece una ocasión idónea para que tanto el Gobierno como el Legislativo adopten medidas que permitan la inmediata normalización del mercado crediticio y el fortalecimiento de los mecanismos de financiación no bancarios (business angels, private equity, microcréditos, deuda corporativa, préstamos participativos, garantías, etcétera).
Son precisamente las pymes las que más han acusado los devastadores efectos de esta dilatada crisis, que ha entrado ya en el sexto ejercicio consecutivo. De hecho, mientras el tejido empresarial se ha reducido en los últimos cinco años (2008-2012) un 18%, el número de empresas con una plantilla entre 10 y 49 empleados ha disminuido más de un 40%. Y solamente en el cuarto trimestre de 2012 desaparecieron alrededor de 50.000 empresas.
En este contexto de grave deterioro, el crédito bancario ha permanecido prácticamente inaccesible para las pymes y los autónomos que, en términos generales, han optado por tratar de resistir sin financiación ajena, renunciando a proyectos expansivos y de consolidación de la actividad, o por buscar vías alternativas. Esta circunstancia se ha puesto de manifiesto muy especialmente en el transcurso del ejercicio de 2012, en el que se redujo del 50% al 24% el número de pymes que solicitaron un crédito a una entidad financiera.