El Banco de España ha mantenido en el 2% su estimación de crecimiento para este año y en el 1,7% y el 1,6% sus previsiones para 2020 y 2021, pero en cambio ha empeorado dos décimas la estimación de tasa de paro este año, hasta el 14,3%, cuatro décimas la de 2020 (13,6%) y dos décimas la de 2021 (13%), de acuerdo con sus nuevas proyecciones macroeconómicas de la economía española, que incluyen por primera vez su estimación de PIB para 2022 (1,5%) y de tasa de paro (12,5%).
Así, las proyecciones actuales del organismo apuntan a una prolongación del actual período expansivo a lo largo del horizonte de previsión. El crecimiento seguirá apoyándose fundamentalmente en la demanda interna, cuyo dinamismo descansará, entre otros factores, en las mejoras registradas a lo largo de los últimos años en la situación patrimonial de hogares y empresas y en el tono acomodaticio de la política monetaria del Banco Central Europeo, que favorecerá el mantenimiento de unas condiciones financieras holgadas.
En comparación con las proyecciones anteriores, el crecimiento del PIB se mantiene inalterado a lo largo del horizonte de previsión, al observarse distintos factores cuyos efectos contrapuestos (que, en todo caso, son de magnitud relativamente reducida) se compensan entre sí. En particular, aunque ahora se contempla una recuperación menos vigorosa delos mercados de exportación que la que se anticipaba en septiembre, en sentido contrario, los datos más recientes sugieren que el crecimiento del PIB se habría estabilizado en la segunda mitad del año, frente al ligero debilitamiento al que apuntaba la información coyuntural disponible en el momento de elaboración de las anteriores proyecciones.
La ampliación gradual de la brecha de producción y los incrementos de costes laborales proyectados se traducirán en mayores presiones al alza sobre los precios a lo largo del periodo 2020-2022. La orientación expansiva de la política monetaria (y, en particular, las medidas adoptadas recientemente en este ámbito) también contribuirá al perfil ascendente de la inflación.
Con todo ello, se prevé que el crecimiento del IAPC en términos de sus medias anuales repunte gradualmente desde el 0,8% en 2019 hasta el 1,6% en 2022, mientras que la inflación subyacente lo haría desde el 1,1% al 1,7% en el mismo período.
Frente a este escenario central, los riesgos para el crecimiento económico se orientan predominantemente a la baja. Su origen es fundamentalmente externo. En particular, no se puede descartar que, a pesar de algunos indicios recientes de estabilización, se produzcan nuevas sorpresas negativas en relación a la actividad y el comercio globales, que amenacen la recuperación de los mercados exteriores proyectada en el escenario central. Otras fuentes de incertidumbres son las asociadas a la falta de concreción de los detalles del proceso de salida del Reino Unido de la Unión Europea y a un hipotético resurgimiento de las tensiones geopolíticas en algunas regiones. En el ámbito interno, persisten las incertidumbres acerca de la orientación de las políticas económicas futuras y, en particular, acerca dela definición de los elementos necesarios para retomar el proceso de consolidación presupuestaria.