En esta sesión, al margen de los contactos ya citados, los empresarios han analizado con preocupación las nuevas previsiones económicas, que apuntan a una desaceleración más pronunciada de lo que se esperaba del crecimiento y el empleo, sin contar el efecto-pánico que puede generarse por el coronavirus.
Además, se ha examinado el panorama a la luz de las nuevas medidas gubernamentales, en especial en lo referido a la derogación unilateral y sin diálogo de aspectos de la reforma laboral, lo que puede resultar muy lesivo especialmente para pymes y microempresas, al dejarlas inermes frente al absentismo, y los cambios en la ley de cadena alimentaria, que nada aportan a la solución del problema de fondo, esto es, la productividad del factor trabajo. En este punto también se ha mostrado la inquietud por la intención del Ministerio de Trabajo de reformar la normativa sobre subcontratación, que, en su planteamiento actual, supondría un riesgo para la viabilidad de muchas empresas y para la continuidad de los puestos de trabajo
Asimismo, se ha observado preocupación en el empresariado extremeño por la repercusión que tendrá en los presupuestos la cesión del Gobierno central ante las pretensiones de Cataluña, que pueden restar recursos para obras de infraestructuras vitales para Extremadura y ya de por sí muy demoradas en el tiempo.
Finalmente, como aspecto positivo, se ha valorado el marco de relaciones que abre la Declaración sobre la Concertación Social de Extremadura, donde el empresariado se ha comprometido a presentar propuestas para abordar el amplio espacio de negociación y concertación social que se abre para abordar los problemas estructurales de la economía de la región.